EL PARTO

Tiene lugar entre el 59 y el 63º día después del apareamiento,es decir, unos dos meses después. Por lo general las razas grandes tardan más en parir que las pequeñas.

Hay una serie de características que nos avisan o nos anuncian un parto. Unas tres semanas antes de la fecha prevista, el abdomen de la perra empezará a hincharse, se desarrollan las mamas, su apetito se vuelve caprichoso y el animal se muestra más tranquilo y busca la compañía de su dueño.

Ocho días antes, si palpamos el vientre de la madre se puede sentir como se mueven en el interior del útero sus pequeños.

Las mamas están entonces ya muy hinchadas y si se apoya en ellas se puede hacer salir un poco de calostro, que es el líquido precursor de la leche que contiene muchas proteínas y anticuerpos.

Si en los días que preceden al parto se toma la temperatura rectal de la perra cada día por la mañana y por la noche, podremos comprobar en un momento determinado un descenso de cerca de 1º, ese hecho característico se produce cuarenta y ocho horas antes del parto. A partir de entonces, la perra se muestra inquieta y busca un rincón tranquilo y seguro para estar sola, o empieza a excavar un agujero en el jardín.

El comienzo del parto se manifiesta por contracciones uterinas, espaciadas al principio y que progresivamente se hacen más frecuentes e intensas.

En la vulva aparecerán enseguida las envolturas fetales en forma de bolsa transparente que contiene un liquido verdoso (liquido amniótico). Si la tocamos sentimos que es caliente y muy tersa. Cuando la bolsa se rompe deja que salga el líquido que la perra se tragará inmediatamente, si todo marcha bien, poco después será expulsada la primera cría.A veces, si la perra es primeriza puede bloquearse y no saber como abrir la bolsa de la cría, en ese momento debemos echarle una mano y abrirla nosotros, ella hará el resto.

Es muy importante, que cuando la bolsa del agua se haya roto, el pequeño llegue enseguida al aire libre puesto que entonces la placenta ya no proporciona oxigenación y existe el riesgo de asfixia. El cachorro sale seguido de la placenta a la que está unido por el cordón umbilical, y es frecuente que todavía esté rodeado de las envolturas. Por lo general, la perra se pone inmediatamente a lamérlo tragando las envolturas y seccionando de una dentellada el cordón umbilical.

Es muy raro que la perra solo tenga un cachorro a la la vez, salvo que pertenezca a una raza enana o que se trate de su primer embarazo, de modo que hay que esperar la expulsión de los demás cachorros. No existen reglas en cuanto al intervalo que existe entre dos nacimientos, pero se considera que todo va bien cuando éstos se suceden al ritmo de uno cada media hora.

Si el intervalo fuera de más de una hora habría que vigilar, y si pasaran tres horas, avisar sin falta al veterinario, pues en esta situación es muy importante saber si quedan crías en el vientre de la madre. se puede intentar comprobarlo palpándoles suavemente el abdomen. Si quedan cachorros, se podrá sentir su masa firme a través de la pared abdominal que se ha puesto blanda una vez que la gestación la ha distendido. Para estar seguros de cuantos cachorros trae, también se puede hacer días antes del parto una radiografía.

Si todo ha transcurrido bien, no hay porque prestarle a la madre ningún cuidado especial. Todo lo más que habrá que hacer será llevarle comida y bebida ya que puede negarse a alejarse de sus crías y presentar inapetencia pasajera después de haberse tragado las envolturas fetales. Esa ingestión es la causante de que las deposiciones de la madre se vuelvan negras y duran unos días, por eso no hay que preocuparse.

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